Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con deslumbrante maestría y sofisticación técnica, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un https://theoxtpg691300.dbblog.net/11696764/la-verdad-detrás-del-cabezazo-de-zidane